Un paseo por los entresijos del cerebro

Hoy he asistido a una conferencia sobre el cerebro impartido por una eminencia, el profesor Brian A. Wandell, profesor de Stanford y catedrático de Psicología. ante una audiencia bastante grande, y en el edificio Hewlett.



La charla se dividió en tres partes. Primero, una introducción a la visión y la percepción, y ejemplos de técnicas utilizadas hasta hace 15 años. Segundo, las técnicas utilizadas en la actualidad (principalmente una) en el estudio del cerebro. Por último, el futuro que nos aguarda.



En la primera parte, el profesor comentó temas como el enorme número de cálculos que realiza nuestro cerebro por segundo, pero cómo, al mismo tiempo, esos cálculos se realizan en el contexto de la interpretación por parte de nuestros sentidos. Por ejemplo, la espiral de Frazier, que no es una espiral, o el trabajo sobre la apariencia de color de Shevell y Monnier.

Después pasó a una introducción a la fisiología del cerebro. Aparte de lo típico (número de neuronas, número de sinapsis, media de 1000 sinapsis por neurona, ...), también comentó algo que ahora me parece obvio, pero que jamás se me había ocurrido, que es que el mayor desafío para un neurocirujano es que, debido a la gran cantidad de vasos sanguíneos, el riesgo de hemorragias es muy alto.

El estudio del cerebro empezó hace mucho tiempo, pero en los últimos años se ha avanzado muchísimo, gracias principalmente a la imagen por resonancia magnética funcional, pero ha habido avances previos importantes. En la charla comentó un ejemplo concreto: el doctor M.D. Fulton, en 1928, recibió a un paciente que tenía fuertes dolores de cabeza en la zona occipital izquierda, mientras que había perdido parte de la visión. Le abrieron la cabeza, y se encontraron con un angioma arterial. Al intentar eliminarlo, hubo una hemorragia, así que no se pudo eliminar el tumor, pero como se había eliminado algo de presión, su vista mejoró y desaparecieron los dolores de cabeza. Lo curioso es que, desde ese momento, cuando utilizaba sus ojos para mirar, escuchaba un curioso ruidito en esa misma zona de su cabeza. Cuanto "más utilizaba" sus ojos, más se oía ese ruidito. Lo que se había descubierto en ese momento es que hay un incremento en el flujo de sangre oxigenada en las regiones activas del córtex.

Otro tema interesante fue el cómo el córtex visual principal contiene un mapa del campo visual. ¿Eso que quiere decir? Que tal y como se ven imágenes, así se excitan zonas del córtex, como si existiese una relación directa entre los fotones recibidos por nuestros ojos y las zonas excitadas.

En la segunda parte, se centró en la imagen por resonancia magnética nuclear, como la única alternativa no intrusiva de visualizar la materia blanca del cerebro. Desde que apareció esta técnica hace 6-7 años, todo ha cambiado en el estudio del cerebro. Me ha encantado la descripción de cómo funciona; básicamente tiene en cuenta la diferencia de masa de agua y su movimiento en los diferentes tejidos del cerebro, pero después es el programa informático el que, mediante heurísticas (y, según sus propias palabras, con errores a veces!!!) se ocupa de la visualización como tal de la información. Es particularmente útil para aquellas enfermedades que provocan aumentos o disminución de líquido en zonas concretas. Impresionante.

La charla siguió por muchos derroteros diferentes: cómo se han visualizado problemas concretos en niños con problemas de lectura, lo cuál ha ayudado a ir cerrando esa típica historia "el niño es que es un poco torpe"; o cómo la depresión tiene una base biológica clara.

Pero lo último que me fascinó fue el futuro. Cómo el control del cerebro mediante dispositivos externos está a un paso. Como por ejemplo, el control del parkinson mediante estimulación cerebral (el vídeo es un poco largo, pero muy chulo).



Un problema que se comentó con respecto a esto es que hay que inducir cargas eléctricas en "la masa cerebral", lo cuál puede provocar efectos incontrolados. Pues bien, hay investigaciones que pretenden crear moléculas que se "junten" sólo a las moléculas deseadas, y utilizarlas para emitir esa señal eléctrica.

Por último, (antes de 40 minutos de preguntas y respuestas :) ), nos contó el ejemplo de una niña a quien no le iba mal en el cole, pero cuyos padres llevaron al médico porque veían algún comportamiento extraño. Una resonancia reveló que uno de sus hemisferios... no funcionaba en absoluto. Pero la plasticidad cerebral de los niños le permitió replicar sus funciones cerebrales en un único hemisferio de una manera asombrosa. A los adultos, contar con un único hemisferio nos provocaría una hemiplejia inmediata.





Aunque no tengo las transparencias de la presentación, he encontrado otras de un colega suyo, que utiliza muchas de las que vimos hoy.

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