Lo que un extraño vería del mundo de las startups tecnológicas

Paul Graham, fundador de Y-Combinator (una empresa de capital semilla que en lugar de invertir millones de dólares en pocas empresas, invierte unos pocos miles en muchas) escribe un buen artículo sobre lo que una arquitecta que pasó con ellos unos meses piensa de ese mundo tan oscuro para los no iniciados como es el de las nuevas empresas de base tecnológica, o, para entendernos, las startups. Los puntos que menciona Kate Courteau son, como dice Paul, sorprendentes para "las personas que trabajan en empresas normales":
  • el que la mayoría de las nuevas empresas caigan enseguida -lo que implica que siempre hay movimiento continuo de profesionales de un sitio a otro en la bahía-
  • el que cómo empieza una startup no tenga que ver con cómo termina: gente diferente, ideas diferentes, productos diferentes...!!!!
  • lo barato que es montarlo. Un ordenador, conexión a internet, y una papelería cerca, y casi casi puedes empezar. Lo que no cuenta es lo caro que luego resulta mantenerlo, pero esa es otra historia ;)
  • los emprendedores son una mezcla extraña de agresividad-pasividad o, como define Kate, rudimentario. Personalmente no creo que esto sea único de los emprendedores, pero es cierto que para montar una empresa necesitas agresividad por un lado, pero por otra la capacidad de "tirarte al suelo" como el que más.
  • Saturación en el Silicon Valley. Esto es más específico del área de la bahía, donde en la mesa de al lado en el restaurante donde vas a comer, casi con toda seguridad, hay alguien que conoce a la gente de la que estás hablando.
  • La gente suele dar los mismos consejos. No conozco mucho otras disciplinas como para saber si esto es normal o no, pero sí es sorprendente cómo en un área como la tecnológica, donde todo cambia a toda velocidad, parece que estamos en un momento en el que la idea de "fail fast, fail early" (si fallas, hazlo rápido y pronto) es la recomendación constante, junto con la de que vayas creando tus productos o servicios iteración tras iteración (nada nuevo, por otra parte).
  • Falta de carisma. Esto sí sorprende, ¿verdad? Uno se cree que los fundadores de las empresas son gente que llama la atención allá por donde va. Pero creo que esto sólo ocurre en los sitios donde no hay muchos emprendedores. Aún así, pensar que ese chico bajito, regordete, con camiseta friki y vaqueros es el fundador de pepito.com, que ha conseguido diez pitillones de dólares de financiación, todavía nos hace abrir los ojos un poco más de lo normal. Vayamos acostumbrándonos.
  • Lo importante que es contar con consejeros, mentores, o gente que dé su opinión válida. Hace unos años un amigo vino con una idea que sigue haciendo falta en España: los emprendedores necesitan dinero, sí, pero también necesitan apoyo, consejo, conocimiento, resolución de dudas... ¿no habría alguna manera de darles todo eso de una manera organizada?
  • Lo solitarios que son los fundadores de las startups. No estoy de acuerdo. Es cierto que para crear un producto sw, hay que estar mucho tiempo "en la penumbra del flexo", pero imagino que igual que si un arquitecto se juega su carrera con un proyecto. Al final, y sobre todo en el Silicon Valley, lo que importan son los contactos y cómo cuentas tu historia. Bueno, no es que quiera estar a malas con Paul Graham, pero es lo que pienso ;)

La duda que me surge ahora es, ¿se cumplen todas estas características en España? Es decir, ¿el perfil medio del emprendedor español es un tío/una tía que suele tener fracasos pero que sigue adelante, que empieza con poco dinero, a quien le importa más el contenido que el continente -por lo menos en cuanto a productos y servicios se refiere ;) -, con una buena red de contactos y consejeros, y que pasa las horas muertas -sobre todo por la noche- trabajando en su proyecto?

Todo me encaja, menos lo primero... será la cultura.

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