El Síndrome del Impostor y otros desafíos personales y profesionales

A partir de una interesante conversación de sábado noche (las buenas :) ), surge este post sobre las dificultades existentes en toda responsabilidad, aunque centrándonos en la parte profesional. En concreto, surgieron tres "síndromes" (más o menos aceptados por los colegios de psicología, pero algunos de ellos aceptados como de facto por las escuelas de negocio en sus cursos de habilidades directivas).

El primero es el síndrome del impostor (gracias Miriam ;) ). Has alcanzado altos niveles académicos o profesionales, pero aún así "sabes" que todo, o casi todo, ha sido suerte, chiripa o, aunque inconscientemente, engaño a los demás. Tu preocupación es que mañana, pasado, o dentro de un mes, alguien descubrirá la trampa y te verás expuesto al escrutinio de tus compañeros y jefes. Porque realmente no eres tan brillante o capaz como la gente cree.

El segundo es el efecto de la "estrella brillante" (aunque no he encontrado ninguna referencia con ese nombre). En la escuela eras el número 1, sin discusión. Al llegar a la universidad, tus compañeros son, curiosamente, más estudiosos que la media, y están más enfocados, por lo que tu estrella brilla menos. En el doctorado, o en empresas especializadas, encuentras personas igual de capaces, pero quizá con más experiencia, ... más brillantes aún. Aunque objetivamente sabes que es normal, que uno no puede ser el mejor siempre, el día a día se puede hacer insoportable.


El tercero, que he descrito como "efecto de la bola de nieve" (pero que seguro que alguien antes
que yo le ha puesto nombre) está relacionado con los otros dos. Pero en este caso, hay una especie de imposición. Las responsabilidades en la empresa, organización, o incluso en la familia, viene impuesta muchas veces, y si no se tiene cuidado uno se puede encontrar en una situación en la que no se siente con capacidad o fuerzas de aguantar. Si se une alguno de los temas anteriores, la sensación de examen constante, de dudas acerca de si se será capaz de aguantar el tipo en cada "acometida" (i.e. en la siguiente reunión, en la siguiente entrega, en la escritura del siguiente artículo, ...) se convierte, como mínimo, en el día a día.

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