Saber hablar y saber escuchar. Si fuera tan fácil, la gente lo haría.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado en conversaciones en las que no era tan importante lo que se decía, sino el hecho simple de poder decirlo? ¿Cuántas veces hemos tenido la sensación de que la única razón por la que estamos escuchando al de al lado es para intuir cuándo va a terminar, para saltar y decir lo nuestro?

Las habilidades supuestamente adquiridas desde pequeños de hablar y escuchar están generalmente, en un nivel mínimo. La gente no escucha, sólo oye; la gente no habla, sólo lanza palabras, tengan o no sentido, o tengan o no interés (quizá por eso nunca me han gustado las tertulias en las que todo el mundo habla de todo). De hecho, en mi evolución profesional, que me ha llevado de ser el típico técnico que habla poco y prefiere actuar, al profesional que ha de discutir temas, coordinar personas y explicar conceptos, me he sorprendido al escucharme decir cosas que no tenían gran interés, pero que "había que decir para que se supiese que estaba allí". Sí, así de patético.

Así que, para que no cometáis mi error, o, si ya lo habéis hecho, podáis mitigarlo primero y evitarlo después, hay un par de enlaces que me han parecido muy interesantes. Uno sobre cómo escuchar activamente, y otro sobre cómo hablar. Para más detalles, hay muchos tratados de psicología, pero empecemos poco a poco, ¿no?

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