Innovación es también cuestionarse las cosas aparentemente más incuestionables

Cuando se habla de innovación, casi siempre se piensa en creación de nuevos productos, procesos y servicios, que mejoran en 10x algún parámetro del producto, proceso o servicio al que preceden. Pero para que esto ocurra, hemos de darnos cuenta de qué está fallando en la actualidad. En las metodologías de innovación más sesudas, esto es lo primero que hay que definir. Hay que encontrar el problema que merezca la pena resolverse.

En la gestión de nuevos productos, en las inversiones o en las apuestas, el tener éxito significa perder mucho tiempo y dinero apostando por ideas perdedoras (pero averiguando cuanto antes si van a serlo o no) porque sólo así se puede plantear tener éxito en un mundo en el que no hay reglas, como es el de la innovación (por definición!). Lo mismo ocurre cuando nos planteamos encontrar problemas. Hay que mirar el producto, proceso o servicio que queremos mejorar y dedicar mucho tiempo a ver en qué falla y por qué. Este paso es crucial, pero también muy duro, pues corremos el riesgo de perder el tiempo sin ver ninguna salida, y que la gente nos critique por hacerlo.

Es por eso que esta serie de entradas del blog Visión y Aprendizaje (ya paso de poner el disclaimer, pero por si acaso: este blog lo escribimos mi mujer y yo) es relevante como ejemplo, pues se centra en elementos "básicos" e "imprescindibles" en el día a día de los nuevos padres, y muestra como los enseres en cuestión no son tan inocentes como podríamos pensar, y cómo hay un espacio de innovación enorme incluso en mercados que parecían totalmente cerrados.

Os dejo aquí los enlaces por si os interesa.

  1. Lo malo de... parques, hamacas, tacatás y canguros
  2. Lo malo de... parques, corralitos
  3. Lo malo de... canguros, mochilas
  4. Lo malo de ... hamacas, cestitos
  5. Lo malo de... tacatás, andadores
  6. Lo malo de... conclusión


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