El guión de Talenta Mundi - Futurismo


Desde finales del 2017 y durante todo el 2018 tuve la gran suerte de colaborar en el programa de Jesús García, Talenta Mundi. Ya hablé de ese programa aquí. Voy a ir publicando aquí los guiones de esos programas junto con el enlace al audio.



El futuro ya está aquí, solo que no se distribuye de manera uniforme. Eso dijo William Gibson, autor de entre otras la influyente obra de ciencia ficción Neuromante, de 1984. 

El futuro, aquello que nos depara tanto a nosotros como a la sociedad, es algo que siempre nos ha entusiasmado como especie. 

 Todos nos acordamos de Julio Verne y sus increíbles obras futuristas, como De la Tierra a la Luna o Viaje al Centro de la Tierra, donde se describen anticipos de lo que luego serán los submarinos, los helicópteros, o incluso internet. La narrativa nos ha traído muchas otras obras maestras que nos muestran mundos distópicos, como el de 1984 o el de Un mundo Feliz. Pero también otros mucho más atractivos, como el descrito por Andy Weir en El Marciano (con película incluida). 
Sin embargo, aquí en Talenta Mundi nos gusta llevar los temas al negocio, a la empresa. Y lo que comúnmente se conoce como futurismo, en este ámbito ya tiene otras acepciones quizá algo más asépticas, pero igualmente interesantes, como la prospección o lo que ahora se conoce en inglés como “Futures Studies”. Los “Futures Studies” se definen como el estudio de las 3 Ps: lo posible, lo probable y lo preferible.  
¡Cuidado! Pues entramos en terrenos pantanosos, pues aunque hay entidades universitarias que lo consideran una rama de las ciencias sociales, hay otros para los que no es más que una pseudo ciencia. Es evidente que intentar comprender el futuro a partir de los hechos pasados y una serie de premisas y pasos lógicos, no deja de ser un ejercicio arriesgado.

Aunque no el primero, el tratado antiguo más conocido sobre el futuro es Utopía, de Tomás Moro. Utopía, esa isla del Nuevo Mundo a la que es casi imposible llegar porque alguien tosió justo cuando se estaban diciendo las coordenadas, no nos parecería tan “utópica” en la actualidad ya que por ejemplo, admitía sin ningún problema la esclavitud. 

Pero parece que fue el también famoso H.G. Wells, el creador de La Guerra de los Mundos, quien en 1901 describe cómo ve el año 2000. Es impresionante leer sus aciertos (la Unión Europea, la relajación de las reglas morales, la dispersión de la población gracias a los medios de transporte) y también sus fallos (la tardía llegada de la aviación, o su incapacidad de entender que los submarinos pudiesen llegar a existir). Es tras esa obra cuando Wells aboga por la creación de una nueva disciplina académica que se centre en entender el futuro. 

Y son los tumultuosos años de la I y II Guerra Mundial los que dan alas a esta propuesta. Como siempre, las guerras matan personas pero aceleran ciertas áreas del progreso, y gobiernos como el soviético con sus Gosplan, los comités que establecen los planes quinquenales, dedican recursos y dinero a entender hacia dónde tenía sentido ir. Obviamente, EEUU no se iba a quedar atrás y ya el presidente Hoover creaba un comité de tendencias sociales a comienzos de los años 30. 

Como no podía ser de otra manera, la II Guerra Mundial lleva este tema a una nueva dimensión, y con la creación de la RAND corporation, el proyecto conjunto entre las fuerzas armadas americanas y la empresa Douglas Aircraft, llega lo que podríamos denominar la semilla del futurismo moderno. La línea norteamericana, con un enfoque de análisis de sistemas, lo cuál llevaría a la utilización masiva de computadoras y cibernética… no sé si os suena de algo… y la europea, liderada por rusos y franceses, más centrados en la semántica y en lo que ese futuro significa para la sociedad actual.

En la guerra fría se sigue avanzando. El miedo nuclear nos hace reflexionar sobre qué nos espera. Pero también llegan reflexiones audaces, como la que define Marshall McLuhan en un simple “el medio es el mensaje”. Es decir, que los medios tecnológicos que utilizamos para comunicarnos modifican como tal el mensaje que transmitimos y, por tanto, nuestra comprensión cognitiva (algo que por cierto se lleva al extremo lingüístico en la obra “La historia de tu vida” de Ted Chiang, más conocida por su adaptación cinematográfica, La Llegada, interpretada por Amy Adams).  

Por fin en los años 70 los estudios futuristas van más allá del ámbito de defensa, y llegan a la sociedad. Aunque hay muchas teorías, quizá la más conocida en la actualidad sea la teoría de la singularidad, acuñada por Ray Kurzweil, 

Kurzweil encarna al futurista e inventor por antonomasia. Ha creado sistemas innovadores en ámbitos como el reconocimiento óptico de caracteres, síntesis de texto a habla, reconocimiento de voz, instrumentos musicales electrónicos, etc. Y en 2005, su obra “La singularidad está cerca”, convirtió un término oscuro, acuñado una década antes por el profesor y autor de ciencia ficción Vernor Vinge, en algo conocido mundialmente: la singularidad, ese momento en el que, debido a los retornos acelerados de la tecnología, esta será más poderosa que la inteligencia humana. 

En la actualidad, teorías como esta singularidad están en boca de todos. El miedo a los avances en la inteligencia artificial ha provocado que personajes como Bill Gates o Elon Musk, de por sí innovadores y futuristas, alerten de los peligros que esta dependencia creciente de la tecnología y más concretamente de las cajas negras que son los sistemas de inteligencia artificial suponen para la humanidad. La propia Ángela Merkel, hace un par de años, hablaba de la necesidad de que las nuevas inteligencias sean capaces de “explicar” el por qué de sus acciones de manera comprensible. Comprensible para los humanos, claro. 

Todo esto ha provocado que haya un boom de estudios avanzados de “futures studies”. Solo en mi red profesional más cercana, y en menos de dos años, he pasado de un solo contacto directamente relacionado con este tema, el muy conocido Adolfo Castilla, a más de diez contactos (casi todos norteamericanos) que están realizando o han realizado estudios de Futures Studies, Foresight, etc. 

Tendremos un futuro de Homo Deus como el que sugiere Yuval Harari en su obra homónima?O quizá, como nos dice el experto en Inteligencia Artificial Andrew Ng y ya mencionamos en este programa, hemos de preocuparnos por los robots asesinos al mismo tiempo que de la contaminación en Marte? Es decir, cuando los muchos pasos intermedios hayan ocurrido? 

Y yo qué sé, si ni siquiera sé que será de mí la semana que viene 😃

Photo by Drew Beamer on Unsplash

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