La Virtud de Pensar y su relación con la creación de productos y servicios
El último libro que estoy leyendo este año era para mí uno de los más esperados. Mi profesora de Pensamiento Crítico allá por el 2014, Mª Ángeles Quesada, publicó hace un par de meses "La Virtud de Pensar", un ensayo sobre la necesidad de huir del solucionismo crónico que sufrimos desde hace mucho tiempo, exacerbado por esta posverdad que nos atrapa.
Mi interés en el libro es doble. Obviamente hay una parte de mejora personal, de autocrítica exhaustiva sobre cómo pienso, sobre cómo tomo decisiones en el día a día. Pero también una más profesional. Hace años que estoy estudiando sobre los procesos cognitivos y los sesgos que influyen en la toma de decisiones y en la creación de productos y servicios digitales. De hecho, estoy escribiendo ya mi tercer libro que tratará principalmente sobre estos temas, con los datos como elemento subyacente. Pero, y tomando las palabras de Mª Ángeles, quizá esto no es suficiente si nuestro razonamiento es puramente instrumental y siempre contamos con un juicio previo que determina lo demás. La sociedad de la solución.
Me ha gustado mucho ese concepto de razonamiento -y por ende, de ética- instrumental. Todos tenemos y utilizamos una ética subyacente. La pregunta es si proviene de un análisis de nuestros propios valores o han sido "prestados" por un tercero. Llevándolo al terreno de productos y servicios, su creación y evolución ha de venir determinada por una visión y unos objetivos. Hay muchas metodologías, marcos, ... que nos ayudan en esto. Las grandes empresas también determinan unos valores. Todos estos conceptos pueden parecer palabrería hasta que realmente intentamos crear productos que cumplan con todo esto. ¿Cómo crear un producto que cumpla con unos objetivos muy cortoplacistas, pero que al mismo tiempo se alineen con los valores y la visión que son, indudablemente, de largo plazo? ¿Es lo que estamos construyendo éticamente bueno? El razonamiento que estamos utilizando, de la mejor manera que podemos, para convencer y convencernos, es instrumental o tiene un alcance mucho mayor?
Llevándolo un poco más lejos, me pregunto si el pensamiento crítico podría, desde un punto de vista funcional, integrarse en mi toolset de herramientas de creación de productos. Aunque desde aquellas clases con Mª Ángeles sí está en mi cinturón personal, cuanto más me meto en la psicología comportamental en el desarrollo de productos, más me lleva ese camino a la ética y, de ahí, al pensamiento crítico como el proceso de razonamiento que me permita entender no solo qué hago, sino por qué... y si debería hacerlo. Sin duda, el libro parece responderme afirmativamente.
Llevándolo un poco más lejos, me pregunto si el pensamiento crítico podría, desde un punto de vista funcional, integrarse en mi toolset de herramientas de creación de productos. Aunque desde aquellas clases con Mª Ángeles sí está en mi cinturón personal, cuanto más me meto en la psicología comportamental en el desarrollo de productos, más me lleva ese camino a la ética y, de ahí, al pensamiento crítico como el proceso de razonamiento que me permita entender no solo qué hago, sino por qué... y si debería hacerlo. Sin duda, el libro parece responderme afirmativamente.
Partiendo siempre de una base filosófica y de la discusión sobre la ética, Mª Ángeles también une los terrenos psicológicos (con un buen resumen de los sesgos cognitivos) y de futurismo (al dedicar su último capítulo al concepto de utopía) que ya son parte ineludible de mi enfoque de conceptualización de productos. Incluso, referenciando otro libro que leeré en breve, cómo en algunos casos la ética se queda al margen, sobre todo cuando la tecnología es demasiado atractiva como para ralentizar el paso y darle una vuelta a lo que implica. En la cita de Oppenheimer el contexto era demasiado enorme como para parar la maquinaria (recomiendo la lectura del enorme, pero increíble relato de la vida de Oppenheimer, American Prometheus, de Kai Bird y Martin J. Sherwin). Pero ahora nos encontramos con otras tecnologías super atractivas (desde blockchain hasta la computación cuántica, pasando por cripto o el metaverso), con empresas anunciando ya que "están en el metaverso" o que "operan en bitcoin" sin una base por detrás en la mayor parte de los casos. No seré yo quien tire la primera piedra, pues yo mismo llevo muchos años ensimismado por todo lo relacionado con los sistemas BCI (brain-computer interface) sin, quizá, haber bajado a tierra todo lo que significa.
El libro está lleno de momentos para reflexionar. Termino con uno que me dejó parado durante bastantes minutos. Cómo en el entorno global en el que nos encontramos, nadie nunca nos está educando en la globalización. Cómo dialogar para entender al otro (que puede ser un cliente, un partner, un regulador...) y cómo gestionar los conflictos que inevitablemente ocurren. Cómo podemos crear productos de índole internacional si en muchos casos nuestra relación con los países a los que queremos llegar no pasa de haber visto un par de películas o series, sin sobrepasar el arquetipo simplón.
Seguiré pensando sobre estos temas y, quizá, llegando a alguna conclusión. Mientras tanto, seguiré leyendo a Mª Ángeles en los (espero) próximos libros que publique :D
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