La falacia de la tormenta de ideas grupal

El curso al que estoy asistiendo en la actualidad va sobre creatividad e innovación desde un punto de vista sistemático. El core del curso es el aprendizaje de una serie de técnicas de innovación que permitan actuar más eficientemente sobre los problemas existentes.

Pero antes de actuar sobre ellos, hay que encontrarlos. Como el profesor no se cansa de repetir, encontrar EL problema es un problema de por sí, y hay que asegurarse de que lo que estamos intentand resolver merece la pena resolverse.

La que posiblemente sea la técnica más conocida de creatividad sobre problemas, es la tormenta de ideas, o "brainstorming". Se basa en el principio de "retrasar el juicio" (deferred judgement), y se resume muy fácilmente: que un grupo de gente se reúna y, a partir de una serie de conceptos previos (que resumen el problema, contexto y condiciones), empiece a generar ideas. La regla fundamental es que esas ideas no pueden rebatirse, sólo pueden servir como ingredientes para más ideas.

En el taller de creatividad en el que estuve hace poco tiempo, se tiraba mucho por la vía de la tormenta de ideas, algo que ya escribí que no me convencía, aunque veía su utilidad para cosas concretas. En el curso en el que estoy ahora, se enfatiza mucho el conjunto de limitaciones que esto conlleva, sobre todo en cuanto al no centrarse en el problema, sino en soluciones "de pensamiento rápido", que no tienen en cuenta las implicaciones de raíz del problema.

Para que nos quede aún más claro, nos hemos leído un artículo de investigación llamado "The illusion of group productivity: A reduction of failures explanation", que da una explicación acerca de la ilusión que tenemos al trabajar en grupo de que se es más efectivo, aún cuando existen muchos estudios que sostienen lo contrario. Las dos tesis principales del artículo es que (1) en un grupo, la gente tiende a pensar en su propio rendimiento como mayor de lo que realmente ha sido, y (2) la gente que genera ideas en un grupo no suele distinguir claramente entre sus propias ideas y las de otros, por lo que se tiende a supravalorar el rendimiento individual y, por tanto, el del grupo. Todo esto siempre dentro del contexto de la tormenta de ideas, no de otras posibles técnicas de trabajo en equipo donde la heterogeneidad de conocimientos pueda ser sistemáticamente utilizada.

Tras leer el artículo, aún me quedan dudas de que esto sea así de una manera constante. En algunas sesiones de tormentas de ideas en las que he estado (pero ya adelanto que no en muchas) sí que me ha dado la sensación de que las ideas de unos servían de base sobre la cuál construir nuevas ideas, y que al final se llegaba a algo interesante y con futuro. Evidentemente, y tal y como se describe en el artículo, esto no se puede comparar generalmente al resultado que hubiese salido si cada uno de los miembros del grupo hubiésemos trabajado por nuestra cuenta, con una reunión de agregación final de ideas. El ejercicio que tenemos que realizar en el grupo pretende mostrarnos esto. A partir de un problema real, tenemos que trabajar en equipo, y de manera organizada para, mediante la aplicación de las técnicas descritas en clase, encontrar primero la raíz o raíces del problema, y después proponer una solución que elimine el dilema encontrado, explicando las repercusiones que conlleva. Ya os contaré, ahora estamos en la fase de "encontrar el problema".

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