La historia secreta de Silicon Valley. Como siempre, todo viene de la guerra

Desde hace muchos años, centros tecnológicos de todo el mundo están intentando replicar el modelo del Silicon Valley, esa especie de gallina de los huevos de oro de los últimos 50 años.

En este vídeo, Steve Blank narra de una forma amena y, en mi caso, sorprendente, cómo Stanford es la semilla que comienza a nutrir al valle de esta vena emprendedora. Os recomiendo fehacientemente que veáis el vídeo, es una hora que engloba historia de la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría, tecnología y "secretos", todo a la vez. Pero también aprovecho para poner un breve resumen muy esquemático, de lo que viene a decir.



La historia de los comienzos del Silicon Valley se pueden resumir en dos personas. La primera es Fredrick Terman. Aunque es conocido por su papel como profesor y rector de Stanford, y por ser la persona que propuso a los estudiantes William Hewlett y David Packard que creasen una empresa, la realidad es un poco más complicada. Cuando el departamento americano de Defensa decide intervenir en la Segunda Guerra Mundial, también decide no utilizar únicamente sus laboratorios, sino emplear departamentos universitarios, creados específicamente o no para "la causa". En las primeras rondas de contactos, Terman ve cómo universidades como el MIT (con ayudas de 117 millones de dólares de la época), Caltech (83 millones) o Harvard/Columbia (30 millones) se llevan la pasta, mientras que Stanford recibe unos 50 mil dólares. Terman decide que esto no puede seguir así, y decide entender el porqué, así que llama a su director de tesis en el MIT (Vannevar Bush, a quien debo otro artículo, pero uno de cuyos trabajos principales fue descrito muy bien por el "Gaditano en el Silicon Valley"), quien le ofrece el puesto de director del "Harvard Radio Research Lab", un "spinoff" (derivación) del laboratorio de radiación del MIT. Este laboratorio secreto fue responsable de encontrar y entender la defensa aérea alemana, y aplicar teoría de señales y electrónica para ser capaz de interferir sus radares (el vídeo cuenta cómo lo consiguieron: ¡¡¡con papel de aluminio!!! Lo cuál explica por qué durante un tiempo no hubo casi papel de aluminio en Estados Unidos: tres cuartas partes de la producción se utilizaron en la guerra).

Tras la guerra, Terman tuvo claro que lo de Stanford no podía volver a ocurrir, así que creó un modelo de colaboración militar/universitario en Stanford, centrándose en estudios sobre microondas y electrónica, y construído en colaboración con el MIT. Aprovecha su estancia en el RRL para reclutar a 11 miembros, y crea un laboratorio que inicialmente, se ocupa de investigación básica y no clasificada (es decir, publicable). En 1950, Stanford se convierte en el MIT del oeste americano.

Y llega la guerra de Corea, y Terman crea entonces un departamento "clasificado" para colaborar con defensa, siendo la primera vez que Stanford es un socio del departamento de defensa al 100%, convirtiéndose en centro de excelencia para la NSA, la CIA y la marina.

Cuando Terman se convierte en rector, en 1955, es cuando cambia las normas universitarias, para provocar que los estudiantes creen nuevas empresas, que los profesores trabajen en consultorías externas y se sienten en sus consejos asesores, y simplifica la transferencia tecnológica y de propiedad intelectual. El objetivo: que Stanford siga siendo el centro de excelencia en defensa, y que en ningún momento haya falta de medios para conseguirlo. Esto crea un ecosistema de empresas como Granger Associates, Watkins Johnson o Sylvania (que sólo venden bombillas, ¿no?), que tienen un papel fundamental en la guerra de Corea y la guerra fría. El vídeo comenta algunos casos concretos, como el proyecto Melody o el Flower Garden que os recomiendo ver y escuchar.

La otra persona fundamental en esta historia es William Shockley, muy conocido como co-inventor del transistor, que le granjeó el premio Nobel en 1956, ... pero que inicialmente tuvo roles destacados en defensa, como por ejemplo director de la marina en guerra submarina. Shockley creó su empresa, Shockley Semiconductors, en 1955, que fue la primera empresa de semiconductores del Silicon Valley. Debido a su fama de gran investigador, pero inaguantable gestor, y por su decisión de no invertir más en investigación de semiconductores, ocho de sus mejores empleados (los "ocho traidores"), se van de la empresa y fundan sus propios negocios. Principalmente, Fairchild Semiconductor, que se convierte en un gigante que provoca la creación de muchas empresas a su alrededor. Otros dos (Noyce y Moore) fundan una pequeña empresa llamada... Intel. Otro, Kleiner, funda una empresa de inversión con su mismo nombre... y el Silicon Valley, tal y como lo conocemos actualmente, está formado.

Para bien o para mal, cómo están conformadas las relaciones entre universidad, empresa, defensa e inversores proviene de tiempos de guerra.

Comments

Anonymous said…
No sé si será así, pero que en tiempos de guerra siempre haya un salto técnico importante, a parte de que habla muy mal de la humanidad, supongo que será por supervivencia. Los gobiernos (los que declaran y entran en guerra) necesitan ganar, sea cual sea la causa, con lo que es capaz de aportar grandes cantidades de dinero para investigar lo antes posible, cómo neutralizar y superar al contrario. Es entonces cuando, como el caso que comentas en Stanford, es cuando ven el cielo abierto y tratan de aprovechar esos fondos para crecer.
El que en tiempos de paz no se haga, es algo que entra dentro de la discusión política y filosófica.
Supongo que el binomio guerra-investigación también se puede utilizar en esas pequeña rencillas que tienen las empresas, tipo Google y Microsof. Aunque en este caso los fondos no son públicos y son finitos
Anonymous said…
yo diría mas que la guerra, el dinero. Es increíble la influencia que tuvo y tiene la universidad de Stanford para la Creación de Silicon Valley. Aún en tiempos de paz SV sigue tan fertil como durante la guerra de Korea. HP, Apple, Intel, Fairchild Semiconductor, Atari etc empresas directa o indirectamente influenciadas por la universidad de Stanford. Si el gobierno y los militares respetaran a los académicos y les pagaran a las universidades por investigar y desarrollar como empresas tecnológicas puras y no solo por repetir conocimiento de un libro como loros, el mundo seguramente sería uno muy distinto. Por eso Israel, Korea del Sur, USA e Irlanda están dejando a medio mundo atras.

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